¿Tu garantía de rendimiento protege adecuadamente tus ingresos?
Publicado por pv-magazine el 12 de noviembre, 2020
Los contratos EPC para construir plantas solares fotovoltaicas habitualmente contienen una garantía de rendimiento para asegurar que el propietario recibe una planta que producirá según un mínimo nivel de rendimiento acordado. Esta garantía es clave para el éxito financiero del proyecto y debería ser cuidadosamente diseñada para asegurar que la planta podrá proporcionar los ingresos previstos en el modelo financiero.
Los contratos EPC para construir plantas solares fotovoltaicas habitualmente contienen una garantía de rendimiento para asegurar que el propietario recibe una planta que producirá según un mínimo nivel de rendimiento acordado. Esta garantía es clave para el éxito financiero del proyecto y debería ser cuidadosamente diseñada para asegurar que la planta podrá proporcionar los ingresos previstos en el modelo financiero. En este sentido, la cuestión que surge inmediatamente es cómo se puede garantizar que el rendimiento de la planta va a ser correctamente evaluado.
El rendimiento de una planta se evalúa típicamente a través del Performance Ratio (PR). El PR se calcula durante la operación de la planta y se compara con el requerido contractualmente. Habitualmente hay dos momentos distintos en los que se mide el rendimiento de la planta: en la recepción, mediante lo que se conoce como certificado de aceptación provisional (PAC), y después de uno o dos años de operación con el certificado de aceptación final (FAC). Las pruebas PAC tienen una duración corta (una o dos semanas), mientras que las pruebas FAC se realizan durante períodos más largos (uno o dos años). Esta diferencia implica una mayor incertidumbre en la medición del rendimiento durante la aceptación provisional en comparación con la aceptación final. Adicionalmente, las pruebas PAC deben demostrar que la planta está totalmente en servicio y preparada para la operación comercial, mientras que la finalidad de las pruebas FAC es asegurar que la planta produce al rendimiento acordado. Es en la fase de FAC donde los daños y perjuicios por incumplimiento contractual aplican si los requerimientos del contrato no se cumplen. Por este motivo, a la hora de fijar el objetivo, los contratos aceptan mayores desviaciones en relación con el PR simulado para el PAC (hasta un 5%) que para el FAC (hasta un 2%). Teniendo en cuenta los potenciales impactos financieros para el dueño de la planta y para el proveedor de EPC, es crucial asegurar que el análisis de rendimiento utilizado proporciona una evaluación precisa y robusta del rendimiento de la planta.
El cálculo del PR considera la energía producida, la irradiación en el sitio y la potencia instalada. Durante las negociaciones contractuales, el PR objetivo se calcula usando la energía obtenida mediante una simulación, que hace referencia a datos meteorológicos. La magnitud de ciertas pérdidas como las de temperatura del módulo y las de” clipping” del inversor están fuertemente vinculadas con los datos meteorológicos usados. Una vez que la planta está en operación, el PR se recalcula usando las condiciones reales, i.e. irradiación medida y energía producida. Durante el periodo de prueba, las condiciones meteorológicas reales serán diferentes a las de referencia; no obstante, el PR sólo reflejará el impacto directo de la irradiación. Las variaciones en otras pérdidas asociadas con las condiciones climáticas o estacionales (e.g. sombreado), no serán recogidas adecuadamente por este indicador. Esto incrementaría la incertidumbre y podría conducir a plantas con un buen rendimiento que no superarían las pruebas de PR si las condiciones cambiasen sustancialmente con respecto a las de referencia. Por ejemplo, esto podría producirse con temperaturas mucho más elevadas.
Este efecto fue observado en 2018, cuando en el norte de Europa se experimentaron temperaturas e irradiación bastante superiores a la media, causando un impacto potencialmente injusto en los participantes del sector. Al contrario, plantas con rendimientos escasos podrían superar las pruebas con climatología beneficiosa. A menor duración de la prueba, mayores posibilidades de que las condiciones meteorológicas no habituales puedan sesgar el resultado, por lo que utilizar un PR sin ningún tipo de corrección meteorológica puede ser particularmente arriesgado para el PAC. Desde un punto de vista contractual, este indicador no sería aconsejable dado que el rendimiento de la planta no se mediría adecuadamente.
En la práctica habitual se usan versiones mejoradas del PR, que incluyen corrección por temperatura y ajuste mensual. Si se implementan correctamente, estas modificaciones pueden cubrir un conjunto mucho más amplio de situaciones. Esto puede traducirse en un mecanismo de garantía más fiable. Aunque el uso de estos mecanismos ofrece una mayor fiabilidad y una mejor protección de los ingresos para el propietario, deben usarse con cuidado para evitar fórmulas complejas que podrían incrementar la posibilidad de una interpretación o cálculo incorrectos.
Aunque las distintas formas de cálculo de PR son las opciones más comunes en Europa para la evaluación del rendimiento, podrían considerarse otros enfoques.
Uno de ellos es la evaluación de la energía (IEC 61724-3) basada en un modelo que utiliza un software de simulación de referencia. El modelo se congela a la firma del contrato, y después se simula de nuevo usando los datos meteorológicos medidos durante el período de prueba. El resultado del modelo sería el objetivo que la planta fotovoltaica debe alcanzar. Aunque este método tiene en cuenta cambios de un mayor número de variables, presenta – como todas las simulaciones – una incertidumbre inherente al proceso de simulación. Idealmente el modelo debería ser verificado por una tercera parte independiente, para evitar sesgos en la definición de los parámetros de simulación.
En Estados Unidos se usa con frecuencia la prueba de capacidad, definida por el standard ASTM E2848. Este método emplea una regresión lineal múltiple para estimar la capacidad de una planta fotovoltaica en condiciones estándar. Aunque este enfoque parece más preciso para las pruebas PAC por su corta duración, es también complejo y requiere un alto nivel de pericia para su adecuada implementación.
Dado que todos estos procedimientos se basan en datos medidos, es esencial un control de calidad exhaustivo. Para evitar conflictos, los procedimientos de control de calidad deberían definirse claramente en el contrato. Es importante destacar que el indicador de rendimiento por sí mismo podría no ser suficiente. Se requiere también una definición robusta de la disponibilidad de la planta y de sus niveles garantizados para asegurar que los efectos relacionados con la indisponibilidad no sesguen los resultados del análisis.
Es importante no perder de vista la finalidad de cada prueba. En las pruebas PAC el propietario y el EPC buscan validar si entrar o no en operación comercial, mientras que en las pruebas FAC la intención es verificar si la planta produce con el rendimiento acordado. Se debe prestar especial atención a la selección del enfoque adecuado para cada proyecto, recordando no obstante que la complejidad no es siempre sinónimo de calidad. Sin perjuicio de lo anterior, la eliminación de fuentes de incertidumbre permitiría unas garantías más robustas y una mejor protección de los ingresos para el propietario, cerrando la brecha entre el rendimiento garantizado y el esperado. Aunque la elección de metodologías es importante, un adecuado seguimiento durante la fase de construcción puede ahorrar dinero y evitar dolores de cabeza en las pruebas PAC y FAC. Debe tenerse en cuenta que la metodología para garantizar el rendimiento es una parte del puzle; asegurar que los daños y perjuicios compensarán la pérdida de ingresos si el rendimiento es bajo es igualmente esencial.